
Mi querida Martha Beatriz, colaboró con este blog, enviándonos este post. ¡Gracias, amiga!)
Mi amigo El amargado seguramente escribiría lo que voy a contar como una conducta típica del VPI (lo que el llama "Venezolano Propenso a Infracciones"), porque cuando se trata de viveza, la vaina es embromar a todos los demás como no se embroma uno a sí mismo.
Mi hermana, que trabaja en servicios contables, y por su cuenta, sufre día a día los desmanes de clientes que piensan que como el trabajo que ella hace es inodoro, incoloro e insípido (no se ve) no le pagan con la prontitud y responsabilidad con que de seguro tienen que cumplir con sus otras cuentas, pero igual que el agua, es indispensable el “papeleo” para poder llevar a cabo una compañía – y con Vielma Mora más – en la bolivariana república.
El colmo se lo hizo un cliente en esos días en que uno está buscando para completar, que no hay pasaje, que se necesita para pagar a la cachifa: hace aceleradamente un trabajo facturado en 100 mil de los viejos. El cliente lo recibe y le dice: “Toma chica, treinta mil. Se lleva la mano al bolsillo, y a que no adivinan? Le da una Samba, y le dice: después te completo”. Mi hermana quedó tan aturdida que no reaccionó, porque le tocaba hacer ¡Plop! como Condorito. No le pregunté que hizo con la galleta achocolatada, porque le verdad, dudo mucho que le haya endulzado el día. ¡Que riñones tiene la gente! ¡Tá la vaina!
Mi hermana, que trabaja en servicios contables, y por su cuenta, sufre día a día los desmanes de clientes que piensan que como el trabajo que ella hace es inodoro, incoloro e insípido (no se ve) no le pagan con la prontitud y responsabilidad con que de seguro tienen que cumplir con sus otras cuentas, pero igual que el agua, es indispensable el “papeleo” para poder llevar a cabo una compañía – y con Vielma Mora más – en la bolivariana república.
El colmo se lo hizo un cliente en esos días en que uno está buscando para completar, que no hay pasaje, que se necesita para pagar a la cachifa: hace aceleradamente un trabajo facturado en 100 mil de los viejos. El cliente lo recibe y le dice: “Toma chica, treinta mil. Se lleva la mano al bolsillo, y a que no adivinan? Le da una Samba, y le dice: después te completo”. Mi hermana quedó tan aturdida que no reaccionó, porque le tocaba hacer ¡Plop! como Condorito. No le pregunté que hizo con la galleta achocolatada, porque le verdad, dudo mucho que le haya endulzado el día. ¡Que riñones tiene la gente! ¡Tá la vaina!